¡Oh desciende, noche de amor,
concédeme olvidar que vivo!
¡Acógeme en tu seno,¨
liberame del mundo!
Apaga ahora la última luz.
Lo que pensábamos, lo que creíamos,
todo recuerdo, toda memoria,
el sublime presentimiento
del sagrado crepúsculo
extiengue el horror del engaño
liberándonos del mundo.
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