"En ninguna variedad de trabajo artístico es la fragmentación de las partes tan difícil de evitar como en la ópera (...) Por ópera yo entiendo la ópera que los alemanes desean, una obra de arte en sí misma, en la cual las contribuciones parciales de las artes que contribuyen a crearla se unen, desaparecen, y al desaparecer, construyen de alguna manera un universo nuevo.
"Uno debe detenerse primeramente a admirar la obra en su conjunto; a continuación, en un análisis más detenido, ya puede uno disfrutar de la belleza individual por separado". Podrían perfectamente ser palabras de Wagner, tan próximas están a su búsqueda de la Gesamtkunstwerk, la obra de arte total. Son, sin embargo, palabras de Carl Maria von Weber. Se ve claro hasta qué punto Wagner es heredero de la tradición de la ópera romántica alemana a la que lleva a su paroxismo.
El Leitmotiv, tan asociado al compositor de Tristán e Isolda, está ya muy presente en Der Freischütz, particularmente en los motivos asociados a la presencia de la demoniaco, muy presentes, previsiblemente, en esta escena. Pero justamente en una sóla escena no se puede apreciar su función específica, para ello hay que escuchar toda la ópera. Espero haberlos tentado...
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