jueves, 14 de octubre de 2010

Francesca de Rimini


Francesca da Rimini, la ópera de Riccardo Zandonai, está basada en uno de los pasajes más famosos y conmovedores de la Divina Comedia.
Guidado por su maestro Virgilio, Dante llega al segundo círculo del infierno, el de "los carnales pecadores que la razón somenten al deseo". Allí ve a las sombras de Semiramis, Cleopatra, Helena, Aquiles, Paris, y Tristán. Pero hay dos almas siempre juntas que conmueven al poeta: "Comencé pues: "Poeta de buen grado/yo hablaría a esos dos que van tan juntos,/y en el viento parecen tan livianos".
Son Francesca da Rimini y Paolo Malatesta. Ella se casó por conveniencias políticas (que para el caso quiere decir por conveniencias de los hombres y sin consultarla a ella) con Gianciotto Malatesta, el deforme hermano y señor de Rimini, y se enamora de Paolo, hermano de Giancotto.
Dante, que sabía lo que era amar a una mujer casada, pregunta:
Luego me volví a ellos para hablarles,
y comencé: "Francesca, tus martirios
me entristecen y apiadan hasta el llanto.
Dime: ¿en el tiempo del dulce suspiro,
en qué y cómo os concedió el amor
que conocieseis los deseos dudosos?"
Y ella a mí: "Ningún dolor más grande
que el recordar el tiempo venturoso
en la desdicha; tu doctor lo sabe.
Más si por conocer la raíz primera
de nuetro amor tu muestras tanto anhelo,
haré como quien llora y habla a un tiempo.
Leíamos un día, por recreo,
cómo el amor lo atrajo a Lanzarote;
solo estábamos, sin sospecha alguna,
Varias veces los ojos se encontraron
en la lectura, palideció el rostro,
pero nos dominó sólo un pasaje.
Al leer cómo la sonrisa ansiada
fuera besada por un tal amante,
éste, de quien yo nunca he de apartarme,
la boca me besó todo temblante.
Galeoto el libro fue y quien lo hizo:
desede ese día nunca más leímos".
Mientras un alma esto me decía,
la otra lloraba tanto que, apiadado,
me sentí desmayar como quien muere,
y caí como cuerpo muerto cae.
Lanzarote (sir Lancelot) era uno de los caballeros de la mesa redonda, que se enamora de Ginebra, la esposa del legendario rey Arturo, pero que, valiente en las batallas, era incapaz de declararle su amor. Galeoto era el amigo de Lanzarote que intermedió, pidiendo a Ginebra que concediera al caballero un beso en la boca.
Cuando Gianciotto descubre los amores de los dos cuñados mata a ambos.

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