La foto tiene que ser anterior a 1944, porque en ese año los nazis, derrotados, quemaron el château Petit Bourg. En las sucesivas residencias que hubo en este lugar se alojaran entre otros dos reyes de Francia (Luis XIV y Luis XV), Pedro el grande, zar de Rusia y Napoleón Bonaparte.
En la década de 1830 (¡signo del cambio de los tiempos!) fue adquirida por un banquero español, Alejandro María Aguado. Siendo oficial del ejército español había decidido pasarse al ejército francés en el momento de la invasión napoleónica a España. Una vez derrotados los franceses en España se exilia en Francia donde demuestra una enorme habilidad para los negocios, que lo convierten, a través de operaciones financieras y bursátiles (entre otras cosas, gracias a los negocios que le permitieron sus contactos con Cuba y con Méjico, fundó un banco) en el hombre más rico de Francia.
Este rico banquero fue además un gran mecenas de artistas y entidades artísticas. Honoré de Balzac y Gérard de Nerval eran visitas habituales en Petit Bourg. Pero ante todo Aguado era un apasionado de la ópera, que entre otras cosas financió a la Ópera de París y al Teatro de los Italianos. Fue muy amigo de Gioachino Rossini, que pasaba largas temporadas en Petit Bourg. Allí compuso su útlima ópera, Guillermo Tell. Era tanta la admiración del marqués (¿ya había dicho que se le otorgó un título de nobleza en agradecimiento por los servicios prestados a la corona española?) por Rossini que las calles del parque de Petit Bourg tenían el nombre de sus óperas.
Allí el músico italiano entabló estrecha amistad con un general sudamericano, con el que solían tener largas charlas. El general era un ex compañero de armas de Aguado, y frecuentemente se lo veía en el palco de Aguado en la ópera, un tal José de San Martín.
Aguado, que murió de un súbito ataque de aplopejía en 1842 tenía tanta confianza en San Matín como para nombrarlo su ejecutor testamentario (¡de una de las fortunas más grandes de Europa, tanto de inversiones y propiedades como en obras de arte!) y tutor de sus hijos. El general se ocupó de la delicada tarea, y hasta donde yo sé, no hubo quejas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario