El poeta anglo-normando del siglo XII Tomás de Inglaterra, del que prácticamente nada se sabe, escribió una de las primeras versiones conservadas de Tristán e Isolda. En su poema Tristán se casa, cuando debe separarse de Isolda, con otra Isolda, "la de las blancas manos". Una vez casado con esta segunda Isolda (el poeta nos dice que Tristán no hubiese aceptado una mujer con otro nombre ni una mujer que no fuese bella) es legalmente suya, pero lejos de alegrarse esto aumenta su dolor. Escribe Tomás:
"Jamás [Tristán] hubiese menospreciado el bien que tiene si no hubiese sido el suyo: su corazón sólo siente aversión por la felicidad que está forzado a tener. Si se la hubiesen negado, se hubiese lanzado a su búsqueda, pensando siempre encontrar algo mejor, porque no ama lo que tiene... Así le ocurre a mucha gente. En cuanto a amargos deberes de amor, angustias, pesadas penas y tormentos, lo que hacen para sustraerse de ellos, por liberarse y vengarse de ellos los somete con un lazo más inextricable todavía. Deseos irrealizables, imposibles ansias los conducen a que todo lo que hacen en su desamparo irrita su amargura... Aquel que tensa todos sus deseos hacia una felicidad inaccesible, ese pone su voluntad en guerra con su deseo".
¡No inventamos nada!
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